¡Padre Santo, Señor del cielo y de la tierra, escucha el grito de dolor y de esperanza, que se eleva de esta comunidad duramente probada por el sismo que ha derrumbado hogares y familias!
Es el grito silencioso de la sangre de madres, de padres, de jóvenes y también de pequeños inocentes; ese grito que sube de esta tierra hasta tu presencia, para clamar consuelo, pues han sido arrancados del afecto de sus seres queridos.
Tú que eres el Dios del Amor y el perdón, acógelos a todos en tu paz y dales Tu protección, envía al Espíritu Santo a cubrirlos de Fe, Esperanza y Fortaleza.
Te necesitamos a Ti Señor y a Tu fuerza, porque nos sentimos pequeños y frágiles frente a la muerte; te pedimos, que nos ayudes, porque solamente Tu apoyo puede conducirnos a la salvación.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Salvador, en el que brilla la esperanza de la feliz resurrección. Amén!